Hay personas, lugares y objetos que en algún u otro sentido
se quedan tatuados en nuestra memoria, nuestros recuerdos, en nuestra vida. Mi querida
ciudad Guadalupe y de manera particular su zona centro son un mar de recuerdos
en mi. Mi familia se avecindó en el centro de Guadalupe desde hace más de 4
generaciones, por lo que tuve la fortuna de crecer ahí, y de entre tantos
lugares la plaza principal es uno muy especial.
Pocos municipios en el área metropolitana pueden presumir de
contar con una plaza principal como la de Ciudad Guadalupe; Una plaza llena de
historia, de tradiciones pero sobre todo de vida y de ello dan cuenta la
cantidad de personas que a diario visitan y disfrutan de este espacio en el
corazón de mi pueblo. La iglesia del Señor de la Expiración, la de Guadalupe,
el palacio municipal, el teatro municipal y la escuela José E. González (antes
Serafín Peña) flanquean este importante espacio social, religioso y cultural.
Mi primer recuerdo de la plaza data de cuando yo tenía 4 ó 5
años y me llevaron a la feria que se instalaba con motivo de las fiestas
patronales de nuestra Señora de Guadalupe. Fiestas muy coloridas de las que
tengo los mejores recuerdos. Y como podría olvidar los gritos de Independencia
en el palacio municipal, donde acudíamos la familia a la plaza, para después
reunirnos en la casa de algún familiar… ahora como funcionario público en los
que participo en las conmemoraciones del 16 de septiembre, me envuelve un
sentimiento de nostalgia y de buenos recuerdos.
Recuerdo también que de niño solía subir al balcón sur del
palacio municipal a jugar y pensaba que en cualquier momento saldría alguien de
la oficina que daba al balcón a regañarme; Desde hace 4 años esa es mi oficina
como Secretario de Ayuntamiento.
Siguen pasando años y aún sigo caminando por esa plaza y
caminando sobre mis propios recuerdos…